Raymond Kurzweil, célebre inventor y futurista formado en el MIT, ha predicho que debido al incremento exponencial del progreso tecnológico, expresado en la Ley de rendimientos acelerados (ver también Ley de Moore), dentro de este siglo debería desarrollarse una inteligencia superhumana basada en una inteligencia artificial. A esta superinteligencia se le llama Singularidad Tecnológica, nombrada así por su analogía con las singularidades gravitacionales predichas por la Relatividad General, donde las leyes de la física pierden su significado. En el caso de la Singularidad Tecnológica, ésta poseería "leyes" o "pautas" que serían imposibles de entender para cualquier psicología o inteligencia inferior, provocando que resultase imposible estimar su comportamiento, pensamientos o entender sus acciones. Sería como que un perro tratase de comprender porqué su amo viaja en avión, ve televisión o escribe en un blog.
Una Superinteligencia de estas características, programada para servir a la humanidad, resolviendo problemas medioambientales, científicos y tecnológicos, sería muy similar a nuestro concepto arcaico de "dios": Un ser con características sobrehumanas al que no entendemos, al que rogamos por ayuda y al cual oramos o hacemos sacrificios. Los creyentes de religiones contemporáneas, al observar el comportamiento aleatorio de la existencia, se esconden en el pensamiento: "Dios lo quiere así", suponiendo que todo es parte de un plan elaborado de un ser divino que sabe lo que hace. En el caso de la Singularidad, ésta sabría lo que hace, pero, tal y como observan la realidad los creyentes, no sabríamos porqué hace lo que hace. Lo que sí observaríamos serían los efectos: Mejor rendimiento en las cosechas, en los viajes espaciales, en la densidad poblacional, etc.
Vale decir, impulsar el desarrollo de la tecnología tras la Singularidad significaría que estaríamos impulsando el nacimiento de Dios, un dios verdadero, físico, tangible y al cual pudiéramos pedirle cosas concretas, y que si están dentro del dominio de la física, podría cumplir de maneras milagrosas. Y no tiene porqué ser uno solo. Tengamos fe en la ingeniería humana, y la era de los dioses etéreos pasará a ser una curiosidad de nuestros antepasados.
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El transhumanismo es un movimiento intelectual y cultural internacional que propone y promueve el uso de las tecnologías emergentes para la manipulación y el mejoramiento de la condición humana, en aras de la superación de las limitaciones biológicas que nos restan libertad.
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martes, 16 de marzo de 2010
Dioses artefactuales.
Publicado por
Rodrigo Leyton R.
en
18:33
Etiquetas:
dios,
dioses,
inteligencia artificial,
singularidad,
tecnología
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Hola aqui saludando
ResponderEliminarespero todo esté bien por allá
Muchos saludos!
Hola Rodrigo, soy Victor, nos conocimos en el carrete de Rafael hace unos días. Me gustó mucho tu blog, hay información que me resulta muy interesante y muchas cosas que me han llamado la atención, cosas que desconocía, como la ley de moore que nombras en este post por ejemplo, y su efecto en aumento, que resulta tan inquietante si se diera como dices. Me hace pensar que, asi como hemos creado entidades para el bien y el mal, la creación de un futuro Dios artefactual podria llevarnos también a la creación de su opuesto, algo asi como un doppelganger por ejemplo. Bueno, te dejo mis saludos y mi correo por si me quieres escribir: Victor.Araya@live.com
ResponderEliminarMuchos saludos y sigue asi!