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El transhumanismo es un movimiento intelectual y cultural internacional que propone y promueve el uso de las tecnologías emergentes para la manipulación y el mejoramiento de la condición humana, en aras de la superación de las limitaciones biológicas que nos restan libertad.

Chile posee, al igual que otros países de habla hispana, adherentes de este movimiento.

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martes, 16 de marzo de 2010

Dioses artefactuales.

Raymond Kurzweil, célebre inventor y futurista formado en el MIT, ha predicho que debido al incremento exponencial del progreso tecnológico, expresado en la Ley de rendimientos acelerados (ver también Ley de Moore), dentro de este siglo debería desarrollarse una inteligencia superhumana basada en una inteligencia artificial. A esta superinteligencia se le llama Singularidad Tecnológica, nombrada así por su analogía con las singularidades gravitacionales predichas por la Relatividad General, donde las leyes de la física pierden su significado. En el caso de la Singularidad Tecnológica, ésta poseería "leyes" o "pautas" que serían imposibles de entender para cualquier psicología o inteligencia inferior, provocando que resultase imposible estimar su comportamiento, pensamientos o entender sus acciones. Sería como que un perro tratase de comprender porqué su amo viaja en avión, ve televisión o escribe en un blog.

Una Superinteligencia de estas características, programada para servir a la humanidad, resolviendo problemas medioambientales, científicos y tecnológicos, sería muy similar a nuestro concepto arcaico de "dios": Un ser con características sobrehumanas al que no entendemos, al que rogamos por ayuda y al cual oramos o hacemos sacrificios. Los creyentes de religiones contemporáneas, al observar el comportamiento aleatorio de la existencia, se esconden en el pensamiento: "Dios lo quiere así", suponiendo que todo es parte de un plan elaborado de un ser divino que sabe lo que hace. En el caso de la Singularidad, ésta sabría lo que hace, pero, tal y como observan la realidad los creyentes, no sabríamos porqué hace lo que hace. Lo que sí observaríamos serían los efectos: Mejor rendimiento en las cosechas, en los viajes espaciales, en la densidad poblacional, etc.

Vale decir, impulsar el desarrollo de la tecnología tras la Singularidad significaría que estaríamos impulsando el nacimiento de Dios, un dios verdadero, físico, tangible y al cual pudiéramos pedirle cosas concretas, y que si están dentro del dominio de la física, podría cumplir de maneras milagrosas. Y no tiene porqué ser uno solo. Tengamos fe en la ingeniería humana, y la era de los dioses etéreos pasará a ser una curiosidad de nuestros antepasados.

martes, 9 de marzo de 2010

Choque de colosas.

Una batalla colosal se llevaba a cabo justo bajo nuestros pies. Fueron décadas de tensiones, disputas, roces y rabia acumulándose y acumulándose. Tarde o temprano iba a estallar toda esa ira almacenada, y resonaría como relámpagos de muerte; el castigo de los dioses ctónicos contra todo aquel que estuviera adormilado cerca de la fatídica lucha de los colosos, de aquellas hermanas cuya amistad se había vuelto desagrado hacía eones.

El magma resonaba intranquilo, por encima, una Luna casi completamente llena asomaba sin saber que haría de testigo, y quién sabe si no de jueza, cuando la pugna pasara del verbo a los puños. Ya bastaba de insultos y amotinamientos, las cansadas y ancianas guerreras que flotaban impávidas sobre caliente roca fundida no soportaron más su repudio mutuo, la incomodidad de estar tan cercanas, de mirarse la cara desde el génesis mismo, de su mala y tensa posición. En cosa de segundos dejaron escapar toda su furia.

Los animales aullaron, gimieron, y luego simplemente callaron, a la escucha de lo que estaba por venir. Un estruendo subterráneo se extendía a los lejos, y luego se acercaba haciendo resonarlo todo; un eco incansable que atravesaba montañas y ríos, bosques, ciudades y caminos provocando que todo vibrase con vértigo. Los segundos se hicieron minutos. Todo se sacudió. Los puentes no soportaron el peso de sí mismos. Árboles jóvenes y viejos se quebraron en su espíritu de madera, como frágiles mondadientes. Los caminos se descarrilaron, las casas de abobe se agrietaron con dolor, mientras veían desmoronarse sus techos y muros con el más terrible de los miedos. El miedo a la muerte, el miedo al olvido. Y de pronto, el silencio total en medio de la oscuridad de una madrugada irreconocible e irreconciliable con el día que le había dado paso.

Sin embargo lo peor aún estaba por llegar. Desde tiempos inmemoriales el Océano se ha sentido atraído por la Luna, su amante inalcanzable. Intenta alzarse para tocarle, le manda besos de espuma y sal, mas la Luna sólo puede devolverle una sonrisa blanca y vigilante. Esa noche el coqueteo del mar no era distinto, mas, cuando las gemelas de silicio y óxido se alzaron con desgracia, interrumpiendo la odisea amorosa entre el titán y la eterna observadora, éste arremetió con furia. Natura siempre se las ha arreglado para causar discordia. La sucesión de olas acabarían por llevarse lo que había quedado en pie.

Aguas de aleccionamiento rompieron contra las costas. Las playas temblaron ante el último de los colosos. La vida se tornó azul. Las casas a los lejos gritaron por última vez, golpeadas, lastimadas, arrancadas de cuajo. Todo alrededor se sacudió nuevamente, se sumergió, flotó inerte. Las embarcaciones llegaron a tierra antes de lo previsto. La destrucción cambió los paisajes. Ante la majestuosidad de la tierra perturbada por el oleaje, la muerte. Y en medio de la guerra provocada por el descuido de un Atlas que titubeó al sostener la Tierra, primates de leyes inmersos en la anarquía momentánea provocada por el miedo y el dolor de ver su mundo colapsarse.

Y sin embargo nos pusimos de pie.

En esta clase de eventos, no hemos de buscar culpables. Natura es la culpable. Debido a ella hemos de esperar nuevos enfrentamientos entre las hermanas. Las interminables discusiones entre ambas se sucederán hasta que una de ellas logre superponerse por completo sobre la otra, y seguramente seguiremos aquí para ver algunas de estas batallas futuras. Sin embargo, no tenemos porqué esperar un destino fatídico las próximas veces. Nuestro mundo es un ir y venir de puños y dientes. Podemos escoger otra forma de enfrentarlo: Independizarnos de Natura.

Saludos y fuerza a todos los compatriotas afectados por la calamidad.